28 Dic Todos los caminos conducen a Roma.
Hace unos días asistíamos a un nuevo acontecimiento en el mundo del cine; por primera vez se estrenaba una película el mismo día en las salas de cine y en Netflix, una de las plataformas que nos ha hecho cambiar radicalmente la forma de consumir cine. Se estrenaba Roma, con unas críticas maravillosas, quizá algo exageradas, pero eso ya es cuestión de gustos. Es indudable que el dominio de la técnica es espectacular, que la belleza que desprende cada plano es fuera de lo común y que la manera de emocionar a través del realismo es sobrecogedor. En eso coinciden casi todas las críticas, cómo la película transmite tanto a través de una historia real, cotidiana, aparentemente plana.
Es precisamente esto lo que nos hace reflexionar hoy, que estamos a punto de cerrar este año 2018: lo que nos mueve cada día, es la capacidad de generar emociones en las personas que nos rodean.
A lo largo de este año hemos vivido muy buenos momentos, incluso fascinantes, y por supuesto también hemos vivido otros más difíciles. ¿Quién dijo que este camino iba a ser fácil? Alternativas para vivir fácilmente hay algunas, no demasiadas, pero las hay. Eso sí, la gracia no es que el camino sea fácil, sino que nos emocione cada día. Hay algo clave en nuestro trabajo diario, que es lo que cuesta más esfuerzo y a la vez genera más satisfacción, y es la capacidad de emocionar a nuestros Clientes, alumnos, colegas, y también conseguir que todos ellos nos emocionen.
En estos días hablamos mucho de emociones, de reencuentros, de volver a recuperar el tiempo perdido, de autenticidad,… comentamos los anuncios de televisión que nos hacen reflexionar y que reflejan estos sentimientos. La Navidad es el momento del año para estar rodeado de los nuestros y, a la vez, tratamos de aprovechar algún rato de tranquilidad para echar la vista atrás y repasar el año que hemos vivido. Por eso nosotros hemos querido compartir estas reflexiones con todos vosotros, que nos habéis acompañado a lo largo del año, y que sirvan así para agradeceros las emociones que nos habéis hecho sentir y para deciros que seguiremos avanzando por los caminos de las emociones, que nos conducirán a nuestra Roma.