De igual manera que con el cliente externo, las empresas deben escuchar a sus empleados (clientes internos). El empleado necesita una cultura empresarial sólida y enriquecedora y un clima organizacional saludable para poder desarrollar su trabajo de manera satisfactoria.
Precisamente, el empleado se convierte en el mejor prescriptor de la marca. Un embajador que comunica su percepción de la compañía al entorno que lo rodea. Y, gracias al auge de las tecnologías sociales, cuenta con una enorme capacidad para viralizar mensajes e ideas.
El proceso de cambio que implica la definición de una estrategia de clientes empieza por la generación de satisfacción y compromiso en los empleados de la organización.
Para ello, es imprescindible que la empresa conozca a sus empleados. Es necesario escuchar sus demandas e inquietudes para poder mejorar día a día.
The Customer Spirit aplica el modelo SPIRIT también a los empleados, con el objetivo de captar el mejor talento y fidelizarlo. La satisfacción del empleado siempre se traducirá en compromiso y, por tanto, en la evolución de la compañía.