03 Ago ¡Déjense ayudar!

En agradecimiento a todos nuestros Clientes, que en estos meses tuvieron la valiente (y brillante) idea de confiar en nosotros.

Tengo un amigo que dice que ya no puede tener más aficiones porque no tiene tiempo suficiente para dedicar a todas. A mí me sucede algo parecido, pero en cambio, yo sigo tratando de tener cada vez más. Una de estas aficiones es la música en directo, y descubrir nuevas bandas y nuevos músicos por diferentes locales.

Hay un punto de inexperiencia, de imperfección y a la vez de naturalidad y espontaneidad que los hace muy interesantes. El otro día en un concierto de estos, la compositora nos contaba entre canción y canción sus historias y vivencias, y compartió una reflexión que me gustó mucho: “la música son emociones y no todos los días tenemos las mismas; lo mismo nos ocurre a todos en nuestra vida diaria, así que cuando no tengan el día bueno, cuando lo necesiten, no lo duden y déjense ayudar”.

Es una buena lección, pensé, a todos nos cuesta que nos ayuden, en cierto modo es reconocer que no sabemos, que no podemos, que no llegamos; es un síntoma de debilidad. Por cierto, la forma de decirlo ya dice algo diferente: Dejarse ayudar supone que hay alguien dispuesto a ayudar, mientras que pedir ayuda no implica necesariamente que la obtengamos.

 “Hemos ayudado a empresas de varios sectores a dialogar con sus Clientes, a valorar a sus empleados, a situar a sus Clientes en el centro de todas las decisiones”.

Me vienen estas reflexiones ahora, cuando estamos a punto de disfrutar de unas semanas para descansar (o para cansarnos de otra manera), y es que me gusta hacer un repaso del curso. Viene muy bien analizar cómo ha ido todo, si hemos aprobado o si por el contrario suspendimos algo, y sobre todo, si lo dimos todo, si nos dejamos la piel en el esfuerzo. Estamos encantados de que haya muchas personas que sean capaces de pedir ayuda y desde aquí agradecemos a todos los que han recurrido a nosotros, a todos nuestros Clientes que nos han pedido ayuda durante este curso. Hemos vivido con mucha intensidad estos meses, que en algún momento se han hecho largos; hemos ayudado a empresas de varios sectores (seguros, medios, cerámica, tecnología, retail, juego, hoteles, entidades sin ánimo de lucro, hospitales, …)  a dialogar con sus Clientes, a valorar a sus empleados, a situar a sus Clientes en el centro de todas las decisiones. Lo hemos hecho felices, trabajando mucho y poniendo toda nuestra energía en cada sesión. A la vez, nos hemos dejado ayudar por conocidos, amigos, por nuestro entorno más cercano; a todos ellos también agradecemos toda su aportación a nuestras buenas notas del curso.

El curso que viene, quién sabe qué sorpresas traerá, pero seguro que tendremos nuevos libros, nuevas asignaturas, nuevos amigos y hasta nuevo uniforme, y ahí estaremos dispuestos a dejarnos ayudar y a compartir nuestro conocimiento e ilusión. En nuestros escasos ratos libres, seguramente tendremos tiempo para ver nuevos episodios de esta cuarta revolución industrial que estamos viviendo.

En este final de curso hemos visto que estos cambios afectan a la política (que no es más que un reflejo del conjunto de la sociedad), a los gobiernos, a las empresas o sectores que no se adaptan, a las personas, en definitiva a todos los que no terminan de entender que las leyes inmutables, parece que ya no lo son tanto…y que nadie me malinterprete, no me estoy refiriendo a los clásicos Al Ries y Jack Trout, sino a que estamos viviendo en la era del Cliente, y por tanto, en la era de las emociones. Son las emociones y las vivencias (en definitiva la experiencia), las que nos hacen tomar las decisiones.

Así que, queridos amigos, cojan fuerzas, háganse con nuevas ideas, cárguense de energía, y recuerden….déjense ayudar. Felices Vacaciones.

 



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